Los sacramentos?
Los sacramentos son las ventanas a través de las cuales tocamos al mismo Jesús.
Una manera pedagógica de decir lo mismo que afirma el catecismo: «los sacramentos son signos sensibles de la gracia invisible de Dios».
El sacramentos es un signo material que podemos ver, oler, escuchar y tocar pero que al mismo tiempo esconde una gracia sobrenatural, espiritual, capaz de transformar la vida y el alma para unirla más a Dios y a Jesús.
El mismo Jesús los instituyó, porque sólo Él como el Hijo de Dios -y Dios verdadero- podía establecer cuáles serían los canales por los cuales nos viene la gracia de Dios.
Cada sacramento esconde una gracia especial, pero todos transmiten la misma gracia: amistad con Dios, conocimiento de Dios y unión a Él.
Por eso no solo son necesarios, son lo más necesario de la vida. De ellos depende que nuestro corazón se acerque más y más al Dios vivo y verdadero.
Sin los sacramentos la parroquia no serviría de nada, o casi nada. Sin los sacramentos el mundo se volvería triste y oscuro, porque de pronto caerían los puentes que nos unen a Dios, los canales de su gracia.
El primero de los sacramentos es el Bautismo, puerta de entrada a todos los demás. La confirmación es un don del cielo por el cual el fiel alcanza la plenitud del bautismo.
El más importante entre los sacramentos es la Eucaristía; ella nos lleva a la cima, a un encuentro tú a tú con Jesús vivo y presente en el pan. El más necesario es la confesión para el perdón de los pecados; sin ese perdón no podríamos acercarnos a la Eucaristía ¡Qué difícil sería perdonar si no recibiésemos el perdón!
El matrimonio y el orden sacerdotal son sacramentos muy bellos por los cuales Dios consagra a las personas a un servicio especial dentro de la Iglesia. Servicio a los demás dentro del seno de una familia (matrimonio), servicio a todos los fieles como sacerdote ministro de Cristo y sus sacramentos en fidelidad a la promesa de celibato.
Finalmente la unción de enfermos la reciben aquellos que tienen enfermedad grave (no necesariamente mortal) y necesitan el alivio de Dios; o también de manera especial los moribundos.